sábado, 29 de diciembre de 2012
viernes, 14 de diciembre de 2012
miércoles, 12 de diciembre de 2012
martes, 11 de diciembre de 2012
domingo, 9 de diciembre de 2012
miércoles, 5 de diciembre de 2012
domingo, 2 de diciembre de 2012
martes, 27 de noviembre de 2012
lunes, 26 de noviembre de 2012
miércoles, 21 de noviembre de 2012
viernes, 2 de noviembre de 2012
sábado, 20 de octubre de 2012
sábado, 15 de septiembre de 2012
viernes, 14 de septiembre de 2012
lunes, 10 de septiembre de 2012
miércoles, 5 de septiembre de 2012
martes, 4 de septiembre de 2012
domingo, 2 de septiembre de 2012
sábado, 1 de septiembre de 2012

Federico García Lorca - Ricardo Pachón
El sueño va sobre el tiempo,
flotando como un velero,
flotando como un velero,
nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño,
en el corazón del sueño.
El sueño va sobre el tiempo
hundido hasta los cabellos,
hundido hasta los cabellos,
ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo,
oscuras flores de duelo.
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero,
flotando como un velero,
nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño,
en el corazón del sueño.
Sobre la misma columna
abrazados sueño y tiempo,
abrazaos sueño y tiempo,
cruza el gemío del niño
la lengua rota del viejo,
la lengua rota del viejo.
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero,
flotando como un velero,
nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño,
en el corazón del sueño.
Y si el sueño finge muros
en la llanura del tiempo,
en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer
que nace en aquel momento,
que nace en aquel momento.
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero,
flotando como un velero,
nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño,
en el corazón del sueño.
Camarón de la Isla cantando La Leyenda del Tiempohttp://youtu.be/rmAENOBm1lI
Último concierto de Camarón de la Isla http://youtu.be/JD7nl5XNpL4
Informe Semanal
El duende de la isla
30 junio 2012
Se cumplen 20 años de la muerte de Camarón de la isla, el hombre que supo renovar el flamenco y convertirlo en un arte asequible para todos los públicos. Hoy convertido en leyenda y en maestro de los maestros, su voz y su arte inspiran a generaciones de artistas y cantaores. Camarón murió con solo 41 años de un cáncer de pulmón el 2 de julio de 1992. Informe Semanal estuvo en su multitudinario entierro en su pueblo natal, San Fernando, en Cádiz. TVE le rindió homenaje emitiendo el siguiente reportaje que recoge la última entrevista que concedió a televisión un mes antes de morir. Histórico de emisiones: 04/07/1992
http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/fue-informe-duende-isla/1451104/
☼
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Vida de una leyenda
El productor del disco emblemático de Camarón de la Isla, cuenta cómo se grabó La Leyenda del Tiempo
Los textos del poema que da nombre a La leyenda del tiempo proceden de una obra de teatro de Federico García Lorca Así que pasen cinco años, pero tuvieron que pasar más de veinte para que el colectivo flamenco aceptase esta herejía de Camarón: cambiar las normas tradicionales de la música flamenca (voz, guitarra y palmas) por una fusión improvisada con el entorno roquero sevillano. Cuando el disco salió a la venta, en 1979, muchos gitanos lo devolvían a las tiendas diciendo que aquel no era Camarón. La mayoría de los artistas flamencos de la época le reprocharon que había tirado por la borda su carrera de cantaor. Se cerraron para él las puertas de las peñas y festivales flamencos.
Han pasado más de treinta años y, desde los noventa, el disco sigue ocupando, junto a los de Veneno, Pata Negra y Lole y Manuel, los primeros puestos en todas las listas de música pop española. De La leyenda del tiempo se han hecho decenas de versiones en todo el mundo destacando, por su grandiosidad, las de la Orquesta Metropol de Ámsterdam y las del grupo holandés Kautchout.
Después de grabar nueve extraordinarios discos con Paco de Lucía, Camarón terminó sus compromisos contractuales con la discográfica Philips y el cuerpo le pedía otra marcha. Estábamos a mediados de los setenta y ya comenzaban a inquietarle las experiencias de Smash, Las Grecas, Lole y Manuel y Pata Negra. Todo esto me lo contaba paseando por la Atunara, en La Línea de la Concepción, con el peñón de Gibraltar como mudo testigo de fondo. Concretamente le habían interesado los arreglos del disco Pasaje del agua de Lole y Manuel. Impresionante olfato musical el de Camarón que no le dio tiempo a escuchar “y tu mirá se me clava en los ojos como un puñal” como tema musical de la película Kill Bill II, de Quentin Tarantino.
En buen sitio vino a caer. Mi obsesión, desde que llegó a mis manos el disco Rock encounter, de Sabicas y Joe Beck (Nueva York, 1967), era investigar la fusión entre el blues, el rock y el flamenco. El primer intento fue la producción del grupo Smash y el artista gitano Manuel Molina, experimento que se disolvió en ácido, pero que dejó una puerta abierta con sus impagables Garrotín, Blues de la Alameda y Tangos de Ketama que desarrollan estilos flamencos clásicos sobre estructuras del rock y del blues. Después vendrían Lole y Manuel, Pata Negra y Veneno… hasta llegar a La leyenda del tiempo de Camarón, convertido ya en príncipe de los gitanos y, por tanto, autorizado para abrir las puertas del campo.
Para salir del círculo profesional en el que había pasado sus últimos diez años (Philips y la dirección musical de la familia de Paco de Lucía) aceptamos una oferta generosa de la discográfica CBS, pero finalmente Philips consiguió retener a Camarón y firmamos un contrato, en 1979, por cuatro discos que se materializaron en: La leyenda del tiempo, Como el agua, Calle Real y Viviré. Los tres últimos con la guitarra de Paco de Lucía.
Dispuestos a trabajar en nuestro nuevo proyecto, mi primera llamada fue para Paco de Lucía, que, de entrada, aceptó ser el guitarrista del disco. Unos días después me llamó para dar marcha atrás aludiendo que el cambio de productor de Camarón le había afectado mucho a su padre, responsable de los nueve discos anteriores. De pronto me quedaba sin la guitarra de mis sueños. Camarón recibió la noticia con mucha más calma que yo y me propuso utilizar a Tomatito, con quien venía actuando en directo desde hacía unos años.
A Camarón, amigo de la infancia y admirador de Manuel Molina, le pareció buena la idea de trabajar con él en la elección de temas en la línea de las producciones de Lole y Manuel, pero tampoco esta segunda idea prosperó. Así que me encontré, de pronto, sin la referencia de Paco de Lucía y sin el apoyo musical de Manuel Molina, y Philips presionándome con la fecha de grabación.
Recuerdo una mañana de la primavera de 1979, sentados en el patio de mi casa de Umbrete. Le pregunté a Camarón si tenía algún tema para el disco y me dijo rotundamente que no. Algo normal después de diez años de dirección musical y literaria de la familia De Lucía. Le hablé de unos temas que había compuesto sobre poemas de García Lorca: La nana del caballo grande que en 1956 había arreglado para la soprano María Rosa Boix; el Romance del Amargo, selección de trozos del Romance del Emplazado compuesto en ritmo de soleá; La leyenda del tiempo, selección de textos de la obra teatral Así que pasen cinco años en ritmo de bulerías, y un arreglo de La Tarara en tiempo de taranto, todos temas de los años sesenta que canturreaba en mi soledad y que, por primera vez en mi vida, me atreví a cantárselos a alguien, y tuvo que ser a… ¡Camarón!
Con estos cuatro temas lorquianos decidimos concentrarnos en mi estudio y casa de Umbrete (Sevilla) un grupo salvaje: Raimundo y Rafael Amador (Pata Negra), Tomatito, el Bizco Eléctrico, el Carapapas y Juan el Camas, fandanguero, cocinero y gurú espiritual que consiguió una sublime armonía entre Camarón y el grupo. Vivíamos allí en plena estación del famoso vino joven del Aljarafe sevillano y de las hierbas aromáticas del país. De verdad que fueron auténticos días de vino y rosas y que jamás volví a ver a Camarón tan feliz y relajado. Más tarde se fueron incorporando otros músicos de la cantera sevillana: Manolo Rosas (bajo), Rafael y Manuel Marinelli (teclados), Pepe Roca (guitarra eléctrica), Gualberto (sitar) y Kiko Veneno, que acababa de grabar un disco con los hermanos Pata Negra. Allí terminó de fraguarse La leyenda del tiempo, con los Tangos de la Sultana, Volando voy, Viejo Mundo, Bahía de Cádiz, Mi niña se fue a la mar, La nana del caballo grande, La Tarara, Romance del Amargo y Homenaje a Federico.
Otra vez gitanos y roqueros unidos por la música y la psicodelia. Otra vez empezar desde cero, como en 1969 con el grupo Smash. Otra vez gozar de la música como divertimento poniendo cara de asombro con los hallazgos y riéndonos de los errores. El más preocupado fue siempre Tomatito, que venía del oriente andaluz y le costó mucho conectar con el ambiente tan distendido de Sevilla. Con el tiempo comprendió esta forma de trabajar y hoy se siente muy orgulloso de su fundamental colaboración en La leyenda…
Para comprender lo que pasaba en Sevilla por los años sesenta y setenta hay que recordar que, a pocos kilómetros, teníamos tres bases militares americanas: Rota, Morón y San Pablo, y que una selecta minoría de americanos descubrieron, grabaron y fotografiaron lo mejor de las gitanerías del entorno: Triana, Alcalá, Utrera, Lebrija, Jerez y Cádiz. Gracias a ellos, el eslabón perdido entre el lamentable flamenco oficial de la posguerra española y la reconstrucción enciclopédica de Antonio Mairena se ha salvado para la posteridad. Toda una generación de flamencos imprescindibles en la transmisión oral de este arte y que no tuvieron acceso a las grabaciones comerciales quedaron grabados, documentados y fotografiados por aquellos benditos aficionados americanos: Diego del Gastor, Juan Talega, Perrate, Fernanda de Utrera, Manolito de María, Antonio Mairena… y un largo etcétera de fronterizos y perdedores que no cantaban por dinero sino, simplemente, para celebrar la vida.
A la recíproca, las bases americanas nos pusieron al corriente de las últimas novedades musicales del mundo anglosajón, desde Bob Dylan a Pink Floyd. Música que entraba por el sur del sur, pasando de boca en boca, como las alucinantes dosis de LSD fabricadas en California. Una pequeña revolución en un pequeño territorio sureño, mientras que la España mesetaria y austera todavía ni soñaba con la movida madrileña.
Las vacaciones en Umbrete duraron más de un mes. Los músicos entraban y salían, pero los de pensión completa fuimos Camarón, Juan el Camas, Raimundo y yo. Allí aprendió Camarón los fandangos del Bizco Amate, en versión de El Camas:
A mí me preguntó un fiscal.
Yo le contesté, robando.
Lo mismo que se mantiene Usías.
Pero yo no robo tanto.
Por allí pasaron Enrique Morente, que dejó grabados unos tangos para Camarón, el Chino de Málaga, Dieguito del Gastor, Remedios Amaya, La Susi y algunos amigos de Camarón. En los descansos se grabaron sesiones de El Camas y el primer elepé de Pata Negra, Guitarras callejeras. Parte de este anárquico material de ensayos se ha utilizado en el excelente documental de J. Sánchez Montes Tiempo de leyenda, que recoge minuciosamente el proceso de elaboración de este disco, contado por los protagonistas e ilustrado con el impagable reportaje fotográfico de Mario Pacheco.
Con las ideas bastante claras, en cuanto a los temas, pero sin llegar a concretar los arreglos ni la instrumentación final, le comuniqué a Philips que estábamos listos para el momento de la verdad: la grabación en sus estudios de Madrid. La respuesta fue inmediata ya que todos estaban esperando el nuevo disco de Camarón. Lo que la discográfica no esperaba es que solicitase el estudio grande dotado de una consola de 24 canales y un magnetofón analógico de 16 pistas. Esa fue la primera sorpresa ya que Camarón había grabado sus nueve discos anteriores en un pequeño estudio dotado de una grabadora de cuatro pistas, aunque las tomas se hacían siempre directas a estéreo: voz, una o dos guitarras y palmas. La segunda sorpresa fue el número de músicos que intervinieron en la grabación.
Desde Sevilla viajamos con Camarón, Tomatito, Raimundo, el grupo Alameda, Gualberto y mi compadre El Bollito, bailaor y palmero de confianza. En Madrid completamos el grupo con Manuel Soler, al baile; Diego Carrasco, Manuela y Enrique Pantoja, en las palmas; El Tacita, a la batería; Manoli, segunda voz en La leyenda del tiempo; Pepe Ébano, en las percusiones, y Jorge y Jesús Pardo, miembros del grupo Dolores. Otra vez gitanos y roqueros viviendo en un enorme estudio, rodeado de jardines, y propiciando esa ósmosis cultural y musical responsable de La leyenda del tiempo: Lorca y Camarón, Villalón y Tomatito, baterías y palmas flamencas, teclados y coros gitanos… y todo nuevo, estrenando una feliz inconsciencia, una nueva complicidad que no tenía otro aliciente que disfrutar de la alegría de la música.
Pasados más de treinta años tengo que agradecer a la discográfica Philips que nos dejase campar a nuestro aire por aquel enorme estudio, concebido para orquestas sinfónicas, sin poner trabas al trasiego de músicos ni a los horarios anárquicos. Por primera vez Camarón grababa en magnetófonos multipistas, con la posibilidad de repetir sus tomas de voz tantas veces como quisiera. Todo era nuevo para él: los poemas de Lorca, Villalón y Omar Kayan, los teclados, la batería, el sitar, la guitarra eléctrica, las percusiones, el estudio, el sistema de grabación…, pero jamás se sintió extraño en un entorno tan desconocido. De ahí la grandeza de Camarón, un gitano analfabeto, pero perteneciente a una dinastía de herreros: la aristocracia del pueblo gitano. De ahí le venía su intuición y su elegancia natural, responsable de su irresistible encanto.
Para construir esta leyenda todos pusieron su granito de arena. Sin tratarse de una obra coral, cada músico propuso sus ideas y se probaron, sin importar las horas y los días de grabación. Fueron como unas vacaciones pagadas llenas de risas, emociones y bocadillos. Vivíamos en el estudio y por allí empezaron a pasar los gitanos de Madrid, como Los Chichos, para difundir por el foro, la locura en la que Camarón se había metido. La presión del entorno gitano fue tan fuerte para Camarón que llegó a decirme un día: “Ricardo, el próximo disco, de guitarritas y palmas”.
La enorme ruptura que este disco supuso en el mundo flamenco se completaba con la portada en blanco y negro del elepé, salida de la cámara de Mario Pacheco, en la que aparece Camarón con barba. Ni que decir tiene que, a partir de este icono inquietante, los flamencos gitanos empezaron a dejarse la barba, a peinarse como Camarón e incluso a seguirle en su triste deriva por el mundo de las drogas. Camarón se convirtió, de pronto, en el Príncipe de un pueblo perdido en la niebla. Esta deificación que el pueblo gitano hizo de Camarón fue la causa, según su psiquiatra Marcelo Camus, de su permanente huida de una realidad que nunca consiguió dominar. Camarón fue asediado por sus seguidores, por las gitanas que le llevaban niños enfermos para que José le impusiera sus manos, por los camaroneros que aún hoy, después de veinte años de su muerte, siguen proclamándolo el rey indiscutible del flamenco.
En otoño salió el disco a la venta, provocando un rotundo rechazo de la crítica flamenca, con dignísimas excepciones como la de Diego Manrique, que profetizó la ruptura que suponía La leyenda. En medio de este desconcierto me llegó el apoyo incondicional de Paco de Lucía. El disco le había gustado mucho y solo puso reparo al uso de un Minimoog (sintetizador) en el fundido de un tema. Creo que a Paco de Lucía, músico bastante conservador en cuanto a estructuras musicales flamencas, el experimento de Camarón le caló muy hondo, hasta el punto que en los siguientes tres discos en los que intervino con Camarón propició una prudente fusión con músicos de jazz: Jorge Pardo a la flauta y saxos, Carlos Benavent al bajo eléctrico y el brasileño Rubem Dantas a las percusiones latinas. Las puertas se habían abierto, y no lo consiguió Smash ni Pata Negra, a pesar de que sus fusiones fueron anteriores en el tiempo. Lo consiguió Camarón porque era el modelo a seguir, la guía para los jóvenes gitanos de todo el país.
Conforme escribo me voy dando cuenta de que, inconscientemente, estoy apoyando una tesis gitanista del flamenco, y que esto merece una explicación para los lectores que se acerquen a este texto. Frente al eterno dilema gitano-gaché (la palabra payo, cada vez más utilizada, es profundamente despectiva en boca de un gitano); cantes a compás-cantes libres y cante gitano andaluz-folclore andaluz, es de vital importancia establecer las fronteras del flamenco. Fronteras geográficas en el proceso de su creación en el siglo XIX: una estrecha franja de terreno que corre paralela a la margen izquierda del río Guadalquivir, entre Triana (Sevilla) y Cádiz. En este pequeño territorio se ubican todas las localidades creadoras de los estilos flamencos: Triana, Alcalá, Morón, Utrera, Lebrija, Jerez, Arcos, los Puertos y Cádiz. Aquí nacen los estilos musicales y literarios del primitivo flamenco: tonás, martinetes, livianas, carceleras, soleares, cantiñas, bulerías y tangos. Y también en este territorio, punta de la Andalucía atlántica y tartésica nacen todos los genios creadores del flamenco, desde El Fillo a Camarón, pasando por Manuel Torre y La Niña de los Peines.
Fronteras musicales, ya que el flamenco se construye sobre un ritmo alterno de doce tiempos que alterna dos compases ternarios (3/4) con tres compases binarios (2/4). Por el contrario, todo el folclore andaluz, desde todas las modalidades del fandango bailable (de Huelva, Málaga, Granada, Almería, Jaén, etcétera) hasta las populares sevillanas, está construido en un compás de ternario (3/4). Esta convivencia territorial de ambas músicas tenía que producir una osmosis permanente que ya profetizaron los dos ilustres folcloristas del siglo XIX: Manuel Machado Álvarez, Demofilo, y Francisco Rodríguez Marín. Para Demofilo, el flamenco acabaría agachonándose (contaminándose por el folclore andaluz), y para Rodríguez Marín, el folclore andaluz acabaría aflamencándose.
Está claro que la profecía se cumplió. Con la llegada de los cafés cantantes el flamenco se profesionalizó, saliendo de los círculos familiares gitanos para venderse ante un público variopinto que, al no poder soportar toda una velada la dura escucha de los cantes matrices (seguiriyas o soleares) obligó a los cantaores a aflamencar estilos folclóricos, desde los fandangos, malagueñas, granaínas o tarantas hasta los recién importados cantes americanos: guajiras, colombianas, vidalitas, rumbas, etcétera. La confusión estaba servida y aumenta con el paso del tiempo. Hoy, bajo el paraguas del género flamenco se cobijan toda clase de estilos ligeros, desde las sevillanas rocieras hasta la llamada rumba catalana. Basta con darse una vuelta por los departamentos de flamenco de cualquier superficie comercial. ¿Qué es y no es flamenco? La cosa no parece tan clara como en el caso del blues o del rock y quizás por eso el flamenco no tiene una entidad definida en Internet, que lo clasifica como latin music o world music. Un arte con dos siglos de existencia y que se grabó, en cilindros de cera, mucho antes que el blues.
Consciente de la exclusión que podría implicar esta tesis no me resisto a reforzar mis afirmaciones con las palabras del más clarividente investigador del flamenco y director de la más completa antología de flamenco grabada (Vergara Editores): José Manuel Caballero Bonald: “Como es obvio, los primeros grandes forjadores del flamenco nacieron en la misma limitada región gaditano-sevillana donde surgieron las muestras iniciales del arte gitano-andaluz. Podemos establecer a este respecto tres núcleos nativos básicos: Jerez, Triana y Cádiz; en torno a ellos giran los restantes y esenciales focos creadores del flamenco: Alcalá, Utrera, Lebrija, Morón, Los Puerto y Arcos, situados, con ligeras desviaciones, en el camino real que unía Cádiz con Sevilla. Todos los cantaores de fines del siglo XVIII y de buena parte del XIX, que forman el censo fundacional del flamenco, son oriundos, sin excepción, de alguna de las ciudades citadas, y todos ellos, también sin excepción, eran de raza gitana” (Luces y sombras del flamenco. Algaida Editores, SA, 1988. Página 125. Nueva edición revisada).
Pero mi recuerdo de hoy es para el Mario Pacheco fotógrafo. Para su estilizada figura que se deslizó, desde el principio, entre las costuras de La leyenda del tiempo con una pequeña cámara Leica entre sus manos. Su labor pasó desapercibida durante un mes. No recuerdo a nadie posando ni pendiente de su cámara. Por eso ahora, al visionar su impagable reportaje, tomo consciencia de que Mario fue el autor del primer making-of de un disco flamenco. Fue el primero en tantas cosas que pasarán muchos años y seguiremos sorprendiéndonos con su genialidad.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/08/09/actualidad/1344513620_451935.html
Rewiev Praxis Sociológica Jornadas Provinciales de Etnología
en el corazón del sueño,
en el corazón del sueño.
El sueño va sobre el tiempo
hundido hasta los cabellos,
hundido hasta los cabellos,
ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo,
oscuras flores de duelo.
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero,
flotando como un velero,
nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño,
en el corazón del sueño.
Sobre la misma columna
abrazados sueño y tiempo,
abrazaos sueño y tiempo,
cruza el gemío del niño
la lengua rota del viejo,
la lengua rota del viejo.
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero,
flotando como un velero,
nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño,
en el corazón del sueño.
Y si el sueño finge muros
en la llanura del tiempo,
en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer
que nace en aquel momento,
que nace en aquel momento.
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero,
flotando como un velero,
nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño,
en el corazón del sueño.
Camarón de la Isla cantando La Leyenda del Tiempohttp://youtu.be/rmAENOBm1lI
Último concierto de Camarón de la Isla http://youtu.be/JD7nl5XNpL4
Informe Semanal
El duende de la isla
30 junio 2012
Se cumplen 20 años de la muerte de Camarón de la isla, el hombre que supo renovar el flamenco y convertirlo en un arte asequible para todos los públicos. Hoy convertido en leyenda y en maestro de los maestros, su voz y su arte inspiran a generaciones de artistas y cantaores. Camarón murió con solo 41 años de un cáncer de pulmón el 2 de julio de 1992. Informe Semanal estuvo en su multitudinario entierro en su pueblo natal, San Fernando, en Cádiz. TVE le rindió homenaje emitiendo el siguiente reportaje que recoge la última entrevista que concedió a televisión un mes antes de morir. Histórico de emisiones: 04/07/1992
http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/fue-informe-duende-isla/1451104/
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Vida de una leyenda
El productor del disco emblemático de Camarón de la Isla, cuenta cómo se grabó La Leyenda del Tiempo
Los textos del poema que da nombre a La leyenda del tiempo proceden de una obra de teatro de Federico García Lorca Así que pasen cinco años, pero tuvieron que pasar más de veinte para que el colectivo flamenco aceptase esta herejía de Camarón: cambiar las normas tradicionales de la música flamenca (voz, guitarra y palmas) por una fusión improvisada con el entorno roquero sevillano. Cuando el disco salió a la venta, en 1979, muchos gitanos lo devolvían a las tiendas diciendo que aquel no era Camarón. La mayoría de los artistas flamencos de la época le reprocharon que había tirado por la borda su carrera de cantaor. Se cerraron para él las puertas de las peñas y festivales flamencos.
Han pasado más de treinta años y, desde los noventa, el disco sigue ocupando, junto a los de Veneno, Pata Negra y Lole y Manuel, los primeros puestos en todas las listas de música pop española. De La leyenda del tiempo se han hecho decenas de versiones en todo el mundo destacando, por su grandiosidad, las de la Orquesta Metropol de Ámsterdam y las del grupo holandés Kautchout.
Después de grabar nueve extraordinarios discos con Paco de Lucía, Camarón terminó sus compromisos contractuales con la discográfica Philips y el cuerpo le pedía otra marcha. Estábamos a mediados de los setenta y ya comenzaban a inquietarle las experiencias de Smash, Las Grecas, Lole y Manuel y Pata Negra. Todo esto me lo contaba paseando por la Atunara, en La Línea de la Concepción, con el peñón de Gibraltar como mudo testigo de fondo. Concretamente le habían interesado los arreglos del disco Pasaje del agua de Lole y Manuel. Impresionante olfato musical el de Camarón que no le dio tiempo a escuchar “y tu mirá se me clava en los ojos como un puñal” como tema musical de la película Kill Bill II, de Quentin Tarantino.
En buen sitio vino a caer. Mi obsesión, desde que llegó a mis manos el disco Rock encounter, de Sabicas y Joe Beck (Nueva York, 1967), era investigar la fusión entre el blues, el rock y el flamenco. El primer intento fue la producción del grupo Smash y el artista gitano Manuel Molina, experimento que se disolvió en ácido, pero que dejó una puerta abierta con sus impagables Garrotín, Blues de la Alameda y Tangos de Ketama que desarrollan estilos flamencos clásicos sobre estructuras del rock y del blues. Después vendrían Lole y Manuel, Pata Negra y Veneno… hasta llegar a La leyenda del tiempo de Camarón, convertido ya en príncipe de los gitanos y, por tanto, autorizado para abrir las puertas del campo.
Para salir del círculo profesional en el que había pasado sus últimos diez años (Philips y la dirección musical de la familia de Paco de Lucía) aceptamos una oferta generosa de la discográfica CBS, pero finalmente Philips consiguió retener a Camarón y firmamos un contrato, en 1979, por cuatro discos que se materializaron en: La leyenda del tiempo, Como el agua, Calle Real y Viviré. Los tres últimos con la guitarra de Paco de Lucía.
Dispuestos a trabajar en nuestro nuevo proyecto, mi primera llamada fue para Paco de Lucía, que, de entrada, aceptó ser el guitarrista del disco. Unos días después me llamó para dar marcha atrás aludiendo que el cambio de productor de Camarón le había afectado mucho a su padre, responsable de los nueve discos anteriores. De pronto me quedaba sin la guitarra de mis sueños. Camarón recibió la noticia con mucha más calma que yo y me propuso utilizar a Tomatito, con quien venía actuando en directo desde hacía unos años.
A Camarón, amigo de la infancia y admirador de Manuel Molina, le pareció buena la idea de trabajar con él en la elección de temas en la línea de las producciones de Lole y Manuel, pero tampoco esta segunda idea prosperó. Así que me encontré, de pronto, sin la referencia de Paco de Lucía y sin el apoyo musical de Manuel Molina, y Philips presionándome con la fecha de grabación.
Recuerdo una mañana de la primavera de 1979, sentados en el patio de mi casa de Umbrete. Le pregunté a Camarón si tenía algún tema para el disco y me dijo rotundamente que no. Algo normal después de diez años de dirección musical y literaria de la familia De Lucía. Le hablé de unos temas que había compuesto sobre poemas de García Lorca: La nana del caballo grande que en 1956 había arreglado para la soprano María Rosa Boix; el Romance del Amargo, selección de trozos del Romance del Emplazado compuesto en ritmo de soleá; La leyenda del tiempo, selección de textos de la obra teatral Así que pasen cinco años en ritmo de bulerías, y un arreglo de La Tarara en tiempo de taranto, todos temas de los años sesenta que canturreaba en mi soledad y que, por primera vez en mi vida, me atreví a cantárselos a alguien, y tuvo que ser a… ¡Camarón!
Con estos cuatro temas lorquianos decidimos concentrarnos en mi estudio y casa de Umbrete (Sevilla) un grupo salvaje: Raimundo y Rafael Amador (Pata Negra), Tomatito, el Bizco Eléctrico, el Carapapas y Juan el Camas, fandanguero, cocinero y gurú espiritual que consiguió una sublime armonía entre Camarón y el grupo. Vivíamos allí en plena estación del famoso vino joven del Aljarafe sevillano y de las hierbas aromáticas del país. De verdad que fueron auténticos días de vino y rosas y que jamás volví a ver a Camarón tan feliz y relajado. Más tarde se fueron incorporando otros músicos de la cantera sevillana: Manolo Rosas (bajo), Rafael y Manuel Marinelli (teclados), Pepe Roca (guitarra eléctrica), Gualberto (sitar) y Kiko Veneno, que acababa de grabar un disco con los hermanos Pata Negra. Allí terminó de fraguarse La leyenda del tiempo, con los Tangos de la Sultana, Volando voy, Viejo Mundo, Bahía de Cádiz, Mi niña se fue a la mar, La nana del caballo grande, La Tarara, Romance del Amargo y Homenaje a Federico.
Otra vez gitanos y roqueros unidos por la música y la psicodelia. Otra vez empezar desde cero, como en 1969 con el grupo Smash. Otra vez gozar de la música como divertimento poniendo cara de asombro con los hallazgos y riéndonos de los errores. El más preocupado fue siempre Tomatito, que venía del oriente andaluz y le costó mucho conectar con el ambiente tan distendido de Sevilla. Con el tiempo comprendió esta forma de trabajar y hoy se siente muy orgulloso de su fundamental colaboración en La leyenda…
Para comprender lo que pasaba en Sevilla por los años sesenta y setenta hay que recordar que, a pocos kilómetros, teníamos tres bases militares americanas: Rota, Morón y San Pablo, y que una selecta minoría de americanos descubrieron, grabaron y fotografiaron lo mejor de las gitanerías del entorno: Triana, Alcalá, Utrera, Lebrija, Jerez y Cádiz. Gracias a ellos, el eslabón perdido entre el lamentable flamenco oficial de la posguerra española y la reconstrucción enciclopédica de Antonio Mairena se ha salvado para la posteridad. Toda una generación de flamencos imprescindibles en la transmisión oral de este arte y que no tuvieron acceso a las grabaciones comerciales quedaron grabados, documentados y fotografiados por aquellos benditos aficionados americanos: Diego del Gastor, Juan Talega, Perrate, Fernanda de Utrera, Manolito de María, Antonio Mairena… y un largo etcétera de fronterizos y perdedores que no cantaban por dinero sino, simplemente, para celebrar la vida.
A la recíproca, las bases americanas nos pusieron al corriente de las últimas novedades musicales del mundo anglosajón, desde Bob Dylan a Pink Floyd. Música que entraba por el sur del sur, pasando de boca en boca, como las alucinantes dosis de LSD fabricadas en California. Una pequeña revolución en un pequeño territorio sureño, mientras que la España mesetaria y austera todavía ni soñaba con la movida madrileña.
Las vacaciones en Umbrete duraron más de un mes. Los músicos entraban y salían, pero los de pensión completa fuimos Camarón, Juan el Camas, Raimundo y yo. Allí aprendió Camarón los fandangos del Bizco Amate, en versión de El Camas:
A mí me preguntó un fiscal.
Yo le contesté, robando.
Lo mismo que se mantiene Usías.
Pero yo no robo tanto.
Por allí pasaron Enrique Morente, que dejó grabados unos tangos para Camarón, el Chino de Málaga, Dieguito del Gastor, Remedios Amaya, La Susi y algunos amigos de Camarón. En los descansos se grabaron sesiones de El Camas y el primer elepé de Pata Negra, Guitarras callejeras. Parte de este anárquico material de ensayos se ha utilizado en el excelente documental de J. Sánchez Montes Tiempo de leyenda, que recoge minuciosamente el proceso de elaboración de este disco, contado por los protagonistas e ilustrado con el impagable reportaje fotográfico de Mario Pacheco.
Con las ideas bastante claras, en cuanto a los temas, pero sin llegar a concretar los arreglos ni la instrumentación final, le comuniqué a Philips que estábamos listos para el momento de la verdad: la grabación en sus estudios de Madrid. La respuesta fue inmediata ya que todos estaban esperando el nuevo disco de Camarón. Lo que la discográfica no esperaba es que solicitase el estudio grande dotado de una consola de 24 canales y un magnetofón analógico de 16 pistas. Esa fue la primera sorpresa ya que Camarón había grabado sus nueve discos anteriores en un pequeño estudio dotado de una grabadora de cuatro pistas, aunque las tomas se hacían siempre directas a estéreo: voz, una o dos guitarras y palmas. La segunda sorpresa fue el número de músicos que intervinieron en la grabación.
Desde Sevilla viajamos con Camarón, Tomatito, Raimundo, el grupo Alameda, Gualberto y mi compadre El Bollito, bailaor y palmero de confianza. En Madrid completamos el grupo con Manuel Soler, al baile; Diego Carrasco, Manuela y Enrique Pantoja, en las palmas; El Tacita, a la batería; Manoli, segunda voz en La leyenda del tiempo; Pepe Ébano, en las percusiones, y Jorge y Jesús Pardo, miembros del grupo Dolores. Otra vez gitanos y roqueros viviendo en un enorme estudio, rodeado de jardines, y propiciando esa ósmosis cultural y musical responsable de La leyenda del tiempo: Lorca y Camarón, Villalón y Tomatito, baterías y palmas flamencas, teclados y coros gitanos… y todo nuevo, estrenando una feliz inconsciencia, una nueva complicidad que no tenía otro aliciente que disfrutar de la alegría de la música.
Pasados más de treinta años tengo que agradecer a la discográfica Philips que nos dejase campar a nuestro aire por aquel enorme estudio, concebido para orquestas sinfónicas, sin poner trabas al trasiego de músicos ni a los horarios anárquicos. Por primera vez Camarón grababa en magnetófonos multipistas, con la posibilidad de repetir sus tomas de voz tantas veces como quisiera. Todo era nuevo para él: los poemas de Lorca, Villalón y Omar Kayan, los teclados, la batería, el sitar, la guitarra eléctrica, las percusiones, el estudio, el sistema de grabación…, pero jamás se sintió extraño en un entorno tan desconocido. De ahí la grandeza de Camarón, un gitano analfabeto, pero perteneciente a una dinastía de herreros: la aristocracia del pueblo gitano. De ahí le venía su intuición y su elegancia natural, responsable de su irresistible encanto.
Para construir esta leyenda todos pusieron su granito de arena. Sin tratarse de una obra coral, cada músico propuso sus ideas y se probaron, sin importar las horas y los días de grabación. Fueron como unas vacaciones pagadas llenas de risas, emociones y bocadillos. Vivíamos en el estudio y por allí empezaron a pasar los gitanos de Madrid, como Los Chichos, para difundir por el foro, la locura en la que Camarón se había metido. La presión del entorno gitano fue tan fuerte para Camarón que llegó a decirme un día: “Ricardo, el próximo disco, de guitarritas y palmas”.
La enorme ruptura que este disco supuso en el mundo flamenco se completaba con la portada en blanco y negro del elepé, salida de la cámara de Mario Pacheco, en la que aparece Camarón con barba. Ni que decir tiene que, a partir de este icono inquietante, los flamencos gitanos empezaron a dejarse la barba, a peinarse como Camarón e incluso a seguirle en su triste deriva por el mundo de las drogas. Camarón se convirtió, de pronto, en el Príncipe de un pueblo perdido en la niebla. Esta deificación que el pueblo gitano hizo de Camarón fue la causa, según su psiquiatra Marcelo Camus, de su permanente huida de una realidad que nunca consiguió dominar. Camarón fue asediado por sus seguidores, por las gitanas que le llevaban niños enfermos para que José le impusiera sus manos, por los camaroneros que aún hoy, después de veinte años de su muerte, siguen proclamándolo el rey indiscutible del flamenco.
En otoño salió el disco a la venta, provocando un rotundo rechazo de la crítica flamenca, con dignísimas excepciones como la de Diego Manrique, que profetizó la ruptura que suponía La leyenda. En medio de este desconcierto me llegó el apoyo incondicional de Paco de Lucía. El disco le había gustado mucho y solo puso reparo al uso de un Minimoog (sintetizador) en el fundido de un tema. Creo que a Paco de Lucía, músico bastante conservador en cuanto a estructuras musicales flamencas, el experimento de Camarón le caló muy hondo, hasta el punto que en los siguientes tres discos en los que intervino con Camarón propició una prudente fusión con músicos de jazz: Jorge Pardo a la flauta y saxos, Carlos Benavent al bajo eléctrico y el brasileño Rubem Dantas a las percusiones latinas. Las puertas se habían abierto, y no lo consiguió Smash ni Pata Negra, a pesar de que sus fusiones fueron anteriores en el tiempo. Lo consiguió Camarón porque era el modelo a seguir, la guía para los jóvenes gitanos de todo el país.
Conforme escribo me voy dando cuenta de que, inconscientemente, estoy apoyando una tesis gitanista del flamenco, y que esto merece una explicación para los lectores que se acerquen a este texto. Frente al eterno dilema gitano-gaché (la palabra payo, cada vez más utilizada, es profundamente despectiva en boca de un gitano); cantes a compás-cantes libres y cante gitano andaluz-folclore andaluz, es de vital importancia establecer las fronteras del flamenco. Fronteras geográficas en el proceso de su creación en el siglo XIX: una estrecha franja de terreno que corre paralela a la margen izquierda del río Guadalquivir, entre Triana (Sevilla) y Cádiz. En este pequeño territorio se ubican todas las localidades creadoras de los estilos flamencos: Triana, Alcalá, Morón, Utrera, Lebrija, Jerez, Arcos, los Puertos y Cádiz. Aquí nacen los estilos musicales y literarios del primitivo flamenco: tonás, martinetes, livianas, carceleras, soleares, cantiñas, bulerías y tangos. Y también en este territorio, punta de la Andalucía atlántica y tartésica nacen todos los genios creadores del flamenco, desde El Fillo a Camarón, pasando por Manuel Torre y La Niña de los Peines.
Fronteras musicales, ya que el flamenco se construye sobre un ritmo alterno de doce tiempos que alterna dos compases ternarios (3/4) con tres compases binarios (2/4). Por el contrario, todo el folclore andaluz, desde todas las modalidades del fandango bailable (de Huelva, Málaga, Granada, Almería, Jaén, etcétera) hasta las populares sevillanas, está construido en un compás de ternario (3/4). Esta convivencia territorial de ambas músicas tenía que producir una osmosis permanente que ya profetizaron los dos ilustres folcloristas del siglo XIX: Manuel Machado Álvarez, Demofilo, y Francisco Rodríguez Marín. Para Demofilo, el flamenco acabaría agachonándose (contaminándose por el folclore andaluz), y para Rodríguez Marín, el folclore andaluz acabaría aflamencándose.
Está claro que la profecía se cumplió. Con la llegada de los cafés cantantes el flamenco se profesionalizó, saliendo de los círculos familiares gitanos para venderse ante un público variopinto que, al no poder soportar toda una velada la dura escucha de los cantes matrices (seguiriyas o soleares) obligó a los cantaores a aflamencar estilos folclóricos, desde los fandangos, malagueñas, granaínas o tarantas hasta los recién importados cantes americanos: guajiras, colombianas, vidalitas, rumbas, etcétera. La confusión estaba servida y aumenta con el paso del tiempo. Hoy, bajo el paraguas del género flamenco se cobijan toda clase de estilos ligeros, desde las sevillanas rocieras hasta la llamada rumba catalana. Basta con darse una vuelta por los departamentos de flamenco de cualquier superficie comercial. ¿Qué es y no es flamenco? La cosa no parece tan clara como en el caso del blues o del rock y quizás por eso el flamenco no tiene una entidad definida en Internet, que lo clasifica como latin music o world music. Un arte con dos siglos de existencia y que se grabó, en cilindros de cera, mucho antes que el blues.
Consciente de la exclusión que podría implicar esta tesis no me resisto a reforzar mis afirmaciones con las palabras del más clarividente investigador del flamenco y director de la más completa antología de flamenco grabada (Vergara Editores): José Manuel Caballero Bonald: “Como es obvio, los primeros grandes forjadores del flamenco nacieron en la misma limitada región gaditano-sevillana donde surgieron las muestras iniciales del arte gitano-andaluz. Podemos establecer a este respecto tres núcleos nativos básicos: Jerez, Triana y Cádiz; en torno a ellos giran los restantes y esenciales focos creadores del flamenco: Alcalá, Utrera, Lebrija, Morón, Los Puerto y Arcos, situados, con ligeras desviaciones, en el camino real que unía Cádiz con Sevilla. Todos los cantaores de fines del siglo XVIII y de buena parte del XIX, que forman el censo fundacional del flamenco, son oriundos, sin excepción, de alguna de las ciudades citadas, y todos ellos, también sin excepción, eran de raza gitana” (Luces y sombras del flamenco. Algaida Editores, SA, 1988. Página 125. Nueva edición revisada).
Pero mi recuerdo de hoy es para el Mario Pacheco fotógrafo. Para su estilizada figura que se deslizó, desde el principio, entre las costuras de La leyenda del tiempo con una pequeña cámara Leica entre sus manos. Su labor pasó desapercibida durante un mes. No recuerdo a nadie posando ni pendiente de su cámara. Por eso ahora, al visionar su impagable reportaje, tomo consciencia de que Mario fue el autor del primer making-of de un disco flamenco. Fue el primero en tantas cosas que pasarán muchos años y seguiremos sorprendiéndonos con su genialidad.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/08/09/actualidad/1344513620_451935.html
Rewiev Praxis Sociológica Jornadas Provinciales de Etnología
México Originario...Coahuiltecas.
Coahuilteca, es una denominación más geográfica que étnica, para agrupar un conjunto de grupos de cazadores recolectores que habitaban el sur de Texas, noreste de Coahuila gran parte de Nuevo León y Tamaul
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Coahuilteca, es una denominación más geográfica que étnica, para agrupar un conjunto de grupos de cazadores recolectores que habitaban el sur de Texas, noreste de Coahuila gran parte de Nuevo León y Tamaul
ipas, vivían en bandas o grupos de 5 a 30 individuos.
Área Cultural: Aridoamérica.
Lengua: Coahuilteca.
La mayoría de las crónicas españolas nos hablan de “bandas de aborígenes, primitivos y miserables, que habitaban en campamentos sucios y apestosos, cazadores de insectos y lagartijas para comer, se alimentaban de carne en descomposición, además de gusanos y otros bichos”.
Los hombres cazaban búfalos, venados, jabalíes y algunas crónicas relatan cómo los nativos coahuiltecas, podían perseguir a los venados y otros animales hasta cansarlos y darles muerte, cazaban también especies más pequeñas como armadillos, conejos, ratas y ratones, algunas aves y numerosas especies de serpientes, lagartijas, usando arcos y flechas. En algunos lugares también se pescaba con arco y flecha o con trampas muy simples.
Comían la carne fresca y otra la secaban y pulverizaban los huesos y restos para alimentarse posteriormente. Se dice que algunos dejaban peces completos sobre las rocas al sol, para comer las larvas de insectos, que crecían durante el proceso de descomposición.
Las mujeres y los niños recolectaban diferentes plantas, de las cuales utilizaban sus tallos, raíces y frutas, de los nopales y otros cactus comían los frutos y las raíces, también utilizaban los magueyes y el peyote aunque el recurso principal para su alimentación eran los frutos del mezquite, que para conservarlo por más tiempo molían y guardaban o cargaban hecho polvo. Machacaban nueces mezcladas con semillas y varios tipos de bellotas.
Cuando encontraron a los primeros exploradores españoles, los Coahuiltecas proveyeron grandes festejos. Alvar Nuñez Cabeza de Vaca describió como usaban el peyote en sus ceremonias religiosas.
Practicaban el canibalismo con los enemigos muertos en batalla en una especie de ceremonia religiosa para honrar a los guerreros del grupo.
Durante el período colonial español fueron desplazados de sus territorios, al avanzar los europeos desde el sur y los apaches que se retiraban desde el norte. Además hacia el año 1700 hubo un cambio climático, el ambiente más húmedo y frío de entonces se convierte en más calido y seco, formando un semidesierto.
Las primeras expediciones describen grandes pastizales, manadas de búfalos, bosques e innumerables manantiales. Después del cambio climático, es muy probable que haya empezado a escasear la comida.
Eventualmente desaparecieron, a finales del siglo XVIII ya sea por la guerra, enfermedades o asimilación a manos de los españoles, comanches o apaches, muchos de ellos fueron capturados y vendidos como esclavos para ser llevados a Cuba.
Fuentes.
“LA GENTE DEL MEZQUITE” Carlos Manuel Valdez
“A FIELD GUIDE TO STONE ARTIFACTS OF TEXAS INDIANS” by Ellen Sue Turner and Thomas R. Hester Texas Monthly Press
“ARROWHEADS AND SPEAR POINTS IN THE PREHISTORIC SOUTHEAST” by Linda Crawford, University Press Mississippi
”THE OVERSTREET INDIAN ARROWHEADS IDENTIFICATION AND PRICE GUIDE”
Robert M. Overstreet, Avon Books, Inc.
“ANCIENT TEXANS-ROCK ART AND LIFE WAYS ALONG THE LOWER PECOS”
Harry J. Shafer, Texas Monthly Press.
“NAUFRAGIOS Y COMENTARIOS DE ALVAR NUÑES CABEZA DE VACA”
Área Cultural: Aridoamérica.
Lengua: Coahuilteca.
La mayoría de las crónicas españolas nos hablan de “bandas de aborígenes, primitivos y miserables, que habitaban en campamentos sucios y apestosos, cazadores de insectos y lagartijas para comer, se alimentaban de carne en descomposición, además de gusanos y otros bichos”.
Los hombres cazaban búfalos, venados, jabalíes y algunas crónicas relatan cómo los nativos coahuiltecas, podían perseguir a los venados y otros animales hasta cansarlos y darles muerte, cazaban también especies más pequeñas como armadillos, conejos, ratas y ratones, algunas aves y numerosas especies de serpientes, lagartijas, usando arcos y flechas. En algunos lugares también se pescaba con arco y flecha o con trampas muy simples.
Comían la carne fresca y otra la secaban y pulverizaban los huesos y restos para alimentarse posteriormente. Se dice que algunos dejaban peces completos sobre las rocas al sol, para comer las larvas de insectos, que crecían durante el proceso de descomposición.
Las mujeres y los niños recolectaban diferentes plantas, de las cuales utilizaban sus tallos, raíces y frutas, de los nopales y otros cactus comían los frutos y las raíces, también utilizaban los magueyes y el peyote aunque el recurso principal para su alimentación eran los frutos del mezquite, que para conservarlo por más tiempo molían y guardaban o cargaban hecho polvo. Machacaban nueces mezcladas con semillas y varios tipos de bellotas.
Cuando encontraron a los primeros exploradores españoles, los Coahuiltecas proveyeron grandes festejos. Alvar Nuñez Cabeza de Vaca describió como usaban el peyote en sus ceremonias religiosas.
Practicaban el canibalismo con los enemigos muertos en batalla en una especie de ceremonia religiosa para honrar a los guerreros del grupo.
Durante el período colonial español fueron desplazados de sus territorios, al avanzar los europeos desde el sur y los apaches que se retiraban desde el norte. Además hacia el año 1700 hubo un cambio climático, el ambiente más húmedo y frío de entonces se convierte en más calido y seco, formando un semidesierto.
Las primeras expediciones describen grandes pastizales, manadas de búfalos, bosques e innumerables manantiales. Después del cambio climático, es muy probable que haya empezado a escasear la comida.
Eventualmente desaparecieron, a finales del siglo XVIII ya sea por la guerra, enfermedades o asimilación a manos de los españoles, comanches o apaches, muchos de ellos fueron capturados y vendidos como esclavos para ser llevados a Cuba.
Fuentes.
“LA GENTE DEL MEZQUITE” Carlos Manuel Valdez
“A FIELD GUIDE TO STONE ARTIFACTS OF TEXAS INDIANS” by Ellen Sue Turner and Thomas R. Hester Texas Monthly Press
“ARROWHEADS AND SPEAR POINTS IN THE PREHISTORIC SOUTHEAST” by Linda Crawford, University Press Mississippi
”THE OVERSTREET INDIAN ARROWHEADS IDENTIFICATION AND PRICE GUIDE”
Robert M. Overstreet, Avon Books, Inc.
“ANCIENT TEXANS-ROCK ART AND LIFE WAYS ALONG THE LOWER PECOS”
Harry J. Shafer, Texas Monthly Press.
“NAUFRAGIOS Y COMENTARIOS DE ALVAR NUÑES CABEZA DE VACA”
viernes, 31 de agosto de 2012
jueves, 30 de agosto de 2012
In fondo alla miniera più segreta,
all’interno del frutto più distante,
nel vibrare della nota più discreta,
nella conchiglia più ritorta e risonante,
nello strato più denso di pittura
...
nella vena che nel corpo più ci sonda,
nella parola che dica più dolcezza,
nella radice che più scende, più nasconde,
nel silenzio più fondo della pausa
in cui la vita si è fatta eternità,
nel silenzio più fondo della pausa
in cui la vita si è fatta eternità,
cerco la tua mano, decifro la causa
di non credere e volere, infine, intimità.
José Saramago
nella parola che dica più dolcezza,
nella radice che più scende, più nasconde,
nel silenzio più fondo della pausa
in cui la vita si è fatta eternità,
nel silenzio più fondo della pausa
in cui la vita si è fatta eternità,
cerco la tua mano, decifro la causa
di non credere e volere, infine, intimità.
José Saramago
RITOS PARA PEDIR DESEOS ESTA NOCHE DE LUNA AZUL. 30-08-2012.
Éstos son algunos rituales sencillos que puede realizar para aprovechar las ventajas del evento especial denominado de la luna azul, por lo cual, espero consiga todo lo que desea.
Cargar por arte de magia un talismán: En la noche de la luna azul, tome cualquier pieza de joyería de plata o una moneda de plata y pide un deseo especial, el cual debe ser pronunciado en voz alta tres veces. Coloque las joyas o monedas bajo la luna llena noche, hasta la mañana siguiente. La plata se asocia con la Luna, y es el mejor material para usar en un ritual de Luna Azul.
En esa noche exclusiva, no se preocupe si usted no puede ver físicamente la Luna, ya que su energía especial aún está presente. Una vez que las joyas o monedas han sido impregnadas por la energía especial de esta Luna en particular, actuarán como un talismán para permitir que sus deseos se hagan realidad.
Pozo de los Deseos: En la tarde de esta Luna especial, tenga una moneda de plata. Concéntrese en el deseo que quiere ver cumplido en su vida y repítalo tres veces en voz alta. Seguidamente, lance la moneda en cualquier cuerpo de agua, que podría ser un pozo de los deseos, un río, el mar o un lago. El elemento agua está asociado con la Luna y se utiliza en la magia positiva, particularmente, asociada con el amor.
Baño de la Luna: En la noche de la Luna Azul, desnudarse y permanecer así bajo la luna llena. Este baño se hace mediante la visualización de los rayos de luna que le limpian de pies a cabeza. Una vez que usted se siente bien limpio, dice en voz alta tres veces su deseo especial.
En fin, estos son algunos rituales muy efectivos, en una fecha muy especial, que le recomiendo con todo amor y buenos deseos, para que los realice y alcance sus metas anheladas.
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Se denomina Luna Azul o Blue Moon a la segunda Luna llena que suele darse en un mismo mes civil. Esto es una rareza, pues el intervalo que media entre dos lunas llenas es de aproximadamente 29.5 días y un mes medio tiene 30.5 días, por este motivo es más que difícil que sucedan dos lunas llenas en un mismo mes, esto no acontece nunca en Febrero, es más, es posible que en este mes, no haya ninguna Luna Llena. En este caso, habrá ése año doble Luna Azul como sucedió por ejemplo en 1999 que hubo dos lunas llenas en el mes de Enero y en el mes de Marzo, pero ninguna Luna Llena en Febrero.
miércoles, 29 de agosto de 2012
“Cuando suficientes Semillas estén despiertas, liberadas del miedo y de otros aspectos negativos de la conciencia, las semillas podrán brotar dentro de la humanidad y formar un Todo”.
“Sigue tus propias huellas. Aprende de los ríos, los árboles, las rocas. Honra a tus herman@s, honra a la Madre Tierra, honra al Gran Espíritu. Hónrate a ti mismo y a toda la Creación.
“Sigue tus propias huellas. Aprende de los ríos, los árboles, las rocas. Honra a tus herman@s, honra a la Madre Tierra, honra al Gran Espíritu. Hónrate a ti mismo y a toda la Creación.
Mira con los ojos de tu Alma y comprométete con lo esencial”.
El Camino Andino –
Semillas Solares.
El Camino Andino –
Semillas Solares.
El café, una bebida que ayuda a prevenir la caries
El café, como muchos de los alimentos que consumimos habitualmente ha sufrido a lo largo de la historia reciente movimientos pendulares en la percepción de sus propiedades; oscilando, según las épocas, entre dañino a beneficioso según los resultados cambiantes de las publicaciones científicas.
El café es una bebida cargada de sabor, buena para mantenernos alerta y nos hace más agradable el día. El café, nació en el año 1140 en Abisinia, cuando unos pastores se dieron cuenta que sus cabras se ponían muy inquietas y se dieron a la tarea de investigar el motivo de esta euforia. Ellos descubrieron que estos estaban comiendo de unos frutos rojos que se daban en unas matas. Los pastores tomaron los frutos, los tostaron y prepararon una bebida caliente para protegerse del frío nocturno del desierto. Desde aquel día al café se ha hecho una de las bebidas más utilizadas y más preciadas para los paladares más selectos.
Últimamente se han descubierto muchas propiedades beneficiosas como reducir el dolor de cabeza, evitar coágulos sanguíneos, reducir el riesgo de sufrir Parkinson, mejorar el asma y las alergias, prevenir la formación de cálculos, disminuye el riesgo de desarrollar cáncer, disminuye la depresión, reduce el riesgo de desarrollar diabetes y uno de lo más importantes para la salud oral la prevención de caries. Siempre un consumo moderado entre tres y cuatro tazas al día.
La caries es una de las enfermedades crónicas con más prevalencia entre todos los sectores de la población aunque en la población joven incluyendo los niños se observa más. La caries es una infección endógena que causa destrucción de los tejidos duros del diente por la actividad bacteriana que son capaces de producir a través de la glicosiltransferasa, polisacáridos adhesivos insolubles la formación de una placa que media la acumulación de los estreptococos permitiendo la adhesión de estos últimos en la superficie del diente. Todo este proceso se puede inhibir a través del consumo de productos específicos como pueden ser, la manzana que inhibe la formación de placa, el vino que inhibe la formación del biofilm de estreptococus mutans, él té (té verde) que tiene actividad antimicrobiana sobre el estreptococos mutans, cacao que no permite que baje el pH en la placa dental inducido por la presencia de la glucosa en la dieta y el café. En un estudio reciente donde se observaron los índices de caries en 1000 pacientes de ambos sexos que consumían solo café como bebida se descubrió que el índice de caries en los pacientes que bebían café sin aditivos (azúcar o leche) era de 2,9 en los sujetos que consumían el café con azucares y leche el índice de caries era de 5,5 y en los sujetos que consumían está bebida con leche pero sin añadirle azucares el índice de caries era de una 3,4. Las conclusiones de este estudio fueron que el café ayuda en la prevención de caries pero solo si es consumido sin aditivos.
Esta propiedad del café es permitida por la presencia en ella de los polyfenoles. La presencia del estos últimos en el café oscila entre un 5,5% hasta un 12%. Los polyfenoles tienen muchas propiedades como es por ejemplo la actividad antioxidante, anti-inflamatoria, anti cancerígena y la prevención de las enfermedades cardiovasculares. El café no tiene efecto sobre la inhibición del crecimiento del estreptococo mutans pero si que reduce de manera significante la de ellos en la superficie del diente.
En un estudio muy reciente indican que los componentes del café (melanoidin) poseen una actividad anti-biofilm y anti-adhesión que no permite al estreptococo mutans que se adhiera al hidroxiapatita del diente. La creación del biofilm fue completamente inhibida en la presencia de las fracciones con una alto peso molecular y solo un 20% en presencia de los componentes melanoidin.
Con todo ello podemos decir que consumir café sin aditivos de ningún tipo y de forma moderada puede ayudar en la prevención de la caries dental pero siempre hay que tener en cuenta que es una bebida que puede colorear los dientes si se consume de forma exagerada.
Referencias
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